TASHKENT

TASHKENT

TASHKENT

Es la capital de la República de Uzbekistán, y es el centro administrativo de la provincia de Tashkent. Por la cifra de su población, es la ciudad más grande de Asia Central. Tashkent es el centro industrial, científico y cultural del país. La población es multinacional y tiene casi  cerca de 2,5 millones de habitantes.

Probablemente, no se añore ninguna ciudad tanto como esta. Si alguna vez ha estado por aquí, y se ha sumergido en la hospitalidad oriental, o se ha marchado de aquí más allá del océano hacia países lejanos, entonces por las noches debe de estar soñando con el olor del pan recíen hecho y el arrullo de las palomas de este lugar.

A pesar de vivir toda su vida en esta ciudad, mucha gente la sigue echando de menos. La ciudad no tiene siempre el mismo aspecto, ya que cambia como el tiempo: en invierno, cambia su aspecto y se transforma de forma presuntuosa varias veces al día, escogiendo el color de sus cristales como si fuese un caleidoscopio.

Aquí el aura es especial y existe ese concepto de una  única nacionalidad – “los de Tashkent”. Igual cómo en Kurt Vonnegut, nosotros somos de una raza propia. Aquí se puede preguntar al taxista en inglés, recibir la respuesta en uzbeko, y responder en ruso. Y poca gente se entera de que están hablando en diferentes idiomas.

Los lugares de interés de Tashkent

La rica historia de Tashkent comenzó hace 2000 años. Este oasis antiguo tenía una situación geográfica muy ventajosa, ya que gozaba de mucha tierra fértil y agua, además de una desventajosa política. El oasis se encuentra en la frontera entre las tribus y los estados, y muchos querían “meter mano” a este rico territorio. Asimismo, cabe destacar que en su día, este oasis se arruinó, sufrió invasiones y fue quemado completamente, pasando de mano a mano, como el caballo paciente y dulce árabe sobre su larga correa, sin embargo, de nuevo, se volvieron a construir las paredes, se restableció la artesanía y se estableció de nuevo el comercio. Los numerosos puntos de interés de Tashkent son el vivo testimonio de todo lo dicho anteriormente.

Los pueblos que habitan en la zona de la ciudad moderna, se ocupaban de la agricultura y de la ganadería. Según las investigaciones históricas y las excavaciones arqueológicas, había una ciudad antigua en este lugar, la ciudad de Shashtepa. Más tarde, la ciudad se trasladó más cerca del canal Salar y comenzó a llevar el nombre de Chach. En el siglo VIII, ésta fue destruida por completo por los árabes, y se trasladó un poco más al norte, y adoptó un nuevo nombre — Binket. Se han conservado algunos de los monumentos de Tashkent de aquellos tiempos y ahora en este lugar, en la ciudad moderna, está situada la plaza de Eski Dzhuva.

Hacia el siglo XII, la ciudad se comienza a llamar Tashkent, la ciudad de piedra, y bajo este nombre y a lo largo de cien años es cuando el Shah de Jorezma Mujammad, destruyó el oasis. Más tarde, la ciudad sobrevivió a la invasión mongol, el dominio de los Timúridas y por último a los Sheybanidas. Entonces, Tashkent se convirtió en la muralla de la fortaleza, en la tentativa de defender su independencia. Pero en el siglo XIX, fue conquistada por el Jan de Kokanda, y luego por el Imperio Ruso, convirtiéndose en el centro administrativo del gobierno de Turquestán, dominado a la cabeza por el general gobernador. Después estalló la revolución de Octubre …

En 1930. la capital de la República uzbeka se traslada de Samarkanda a Tashkent. Comienzan a crecer las empresas, aparecen centros científicos, se fundan escuelas, hospitales y bibliotecas. En sus calles, se encienden faroles de gas, y por los caminos empiezan a oírse  los primeros tranvías.

En el año 41, Tashkent acogió a la mayor parte de las empresas industriales de la Unión Soviética, albergando un gran número de refugiados. Salvó a la llamada bohemia de los intelectuales soviéticos, como Anna Ajmátova, Faina Ranevskaya, Aleksey Tolstoy, Elena Bulgákova y a muchos otros destacados personajes contemporáneos.

En 1966, la ciudad fue destruida de nuevo, esta vez por un desastre natural. Pero, tal y como ocurriría en los tiempos antiguos, Tashkent se volvió a levantar de sus ruinas y resultó aún mejor, se hizo más hermosa y más extensa. Su construcción condujo hacia la ciudad a multitud de personas de toda la Unión Soviética, y la mayoría de los constructores se quedaron a vivir en esta ciudad cálida y característica por su pan.

En 1991, Tashkent se convierte en la capital del estado independiente de Uzbekistán y comienza un nuevo punto de referencia en la historia.

Los habitantes de Tashkent.

La gente de Tashkent es un pueblo laborioso, emprendedor y muy alegre. Se expresan con el idioma ruso clásico de Tashkent y no con el clásico uzbeko. La verdad es que esto no impide  que aparezcan en las placas y en las inscripciones, como «Kastrul, Kastrula y Kastrulchik» o "Shinamantashka". Pero tal y como lo demuestra una investigación independiente llevada a cabo, la mayoría de estas placas están hechas con humor, para reirse.

En las calles no encontrará a una persona borracha oy si la encontrará, sería en contadas ocasiones, ya que en Uzbekistán el holgorio y la diversión no es para simplemente emborracharse, sino para hablar de corazón y comunicarse con la gente.

A menudo se echa vodka o coñac en las teteras del té, y lo beben en tacitas pequeñas. Y, claro, todas las tertulias «Gap» van acompañadas de conversaciones, de historias, y de anécdotas. Si la persona dice, en vez de "está bien" o "hasta la vista" — «Jop», indudablemente se trata de una persona de Tashkent. En el barrio llamado Majalla, no existe el concepto de un niño ajeno, todo el mundo tiene derecho a llamar la atención a algún granujilla, o de cuidar de él si fuese necesario, y a los maridos aquí se les riñe con toda certeza pero siempre dirigiéndose a ellos con un "Ud". Por la influencia de los uzbekos, el "Ud" se utiliza para dirigirse a los padres en muchas familias rusas, y los niños, por respeto, siempre deben saludar primero.

Aquí no existe una dura división por religión. Todas las fiestas religiosas son un gran motivo de celebración para todos, y cuando el Uraza-bayram coincide con la Navidad, los atrevidos niños cantan sus canciones en dos idiomas, dependiendo de quién abra la puerta, si es un uzbeko o un ruso. Probablemente, este es el único lugar en la tierra, donde la viejecita-tártara puede dirigirse al padre para consultar cómo enterrar al marido-judío, y dónde existe una edición del libro sobre la historia del islam que patrocina la iglesia ortodoxa.

Tashkent es una ciudad asombrosa. Es muy hospitalaria y acoge con alegría a sus turistas, — aquí el extranjero no se sentirá solo o perdido.

Esta es la ciudad que conmueve, causa admiración y distrae, y además logra quedar en el recuerdo de uno para siempre.